Hubo hace mucho tiempo una
guerra. Medio país ganó y otro medio perdió. Los que
perdieron, perdieron mucho más que una guerra. Y las que más
perdieron fueron las mujeres. Hubieron de acostumbrarse que
lo que habían creído que estaba bien estaba mal. Les
hicieron educar a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, en
un sistema de valores diferente. Un sistema de valores que
impedía que los sentimientos se pudieran expresar con
libertad. Ni los pensamientos. Un sistema de valores que
determinaba cómo debía ser el hombre, la mujer, el niño, la
niña, los novios, las relaciones dentro del matrimonio y
fuera de él, el papel que debía desempeñar cada uno, cuáles
eran los objetivos, cómo debían alcanzarse. La niña ha de
ser de esta manera y no de otra, encontrarás a tu media
naranja, os amaréis, seréis felices: ellas lo padecieron más
que nadie (algunas, no: estaban tan convencidas, lo decían
las monjas, las madres, la Sección femenina, la radio, el
marido, que es el que entiende de estas cosas) Hace tan poco
de esto, cuarenta años, cincuenta, la memoria es, en verdad,
una cosa tan frágil.
TODA UNA VIDA, es un espectáculo de danza con la
memoria bailada de una época gris y de los anónimos seres
que la vivieron. Evocación estética. Testimonio. De eso se
trata.
Duración: 1 hora sin
descanso