La vida de
Carmen Díez de Rivera
fue tan excepcional que tiene paralelismos con las tragedias
griegas. Nacida en lo más granado de la aristocracia
española, renunció a los privilegios de clase y fue la
primera y hasta ahora única mujer en desempeñar la
dirección del Gabinete de la Presidencia del Gobierno.
El precio también fue alto: la incomprensión y el olvido. Y
lo hizo en uno de los períodos más complejos e intensos de
la historia de España:
la Transición. Luchó,
a menudo sola, contra todo y contra todos.
Hay personas que no quieren seguir el camino marcado. Para
ellas, lo fácil es sencillamente imposible. Carmen se rebeló
desde niña contra lo que parecía su destino: una vida cómoda
siguiendo las convenciones de su tiempo y su entorno
familiar. Ella no quiso. No pudo. No supo. Renunció a los
privilegios de cuna y a una vida entre algodones para
escribir su propia historia. Y tuvo que pagar el precio que
pagaron todas las mujeres que en su generación eligieron la
libertad: la soledad y la incomprensión.
Aquella chica rubia a la que Umbral definió como la
musa de la Transición,
enamoraba a quienes la conocían de cerca. También la
llamaron traidora, espía comunista y otras cosas terribles
para tratar de amedrentarla, pero para una mujer que se
había forjado en el dolor desde muy joven, rendirse nunca
fue una opción.
Poseedora de una voluntad firme y una mirada inteligente,
tuvo siempre el propósito de guiar a su país hacia la
democracia. Su fuerza y
arrojo en este cometido público contrastaba con su tristeza
y su incapacidad para encontrar la paz interior, rota desde
su adolescencia por un secreto familiar que la atormentaba.
En el escenario, Carmen va desgranando momentos de su
intensa y desafiante carrera política y los episodios
íntimos que marcaron su carácter. Ante nuestros ojos pasarán
algunos de los personajes más importantes de nuestra
historia.
INCLUIDO EN LAS JORNADAS DE
RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA
Duración: 1 hora y 30 sin descanso.
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